El melasma es una hiperpigmentación facial adquirida y constituye una de las principales causas de la consulta dermatológica, impacta negativamente la calidad de vida de quienes la padecen, por lo que no debe considerarse sólo un problema cosmético.
La etiopatogenia del melasma es desconocida, sin embargo, su prevalencia es mayor en pacientes con ciertos factores de riesgos:
-Físicos (irradiación ultravioleta UVA /UVB, infrarrojos, trauma mecánico, fricción).
-Hormonales (embarazo, ginecológicos, tiroideos, suprarrenales).
-Químicos (cosméticos y dermolimpiadores).
-Predisposición genética.
Estos factores desencadenan o agravan la hiperpigmentación, activados principalmente por la exposición a la luz ultravioleta.
Es muy importante evaluar en cada paciente la severidad del melasma, que puede ser leve, moderado y severo en función de la superficie afectada, el color, la homogeneidad de la mancha y el tiempo de evolución.
El objetivo general del tratamiento es aclarar la intensidad de la hiperpigmentación, reducir la extensión del área afectada, evitar la recurrencia; mejorar la calidad de vida; educar al paciente para evitar los factores de riesgos. «Uno de los principales factores para alcanzar una respuesta satisfactoria al tratamiento es el apego al mismo».
